Memento Mori

A visually striking reminder of the passage of time.

Cuatro mil semanas - ochenta años.

Ese es el tiempo que tiene un ser humano promedio en esta tierra. Algunos tienen más, a otros les toca menos, pero la realidad es que somos seres finitos en este mundo y, algún día, nos llegará la hora de cerrar los ojos y no despertar más.

Lo misterioso de todo es que no sabemos cómo ni cuándo, ni siquiera pensamos en ello. La sociedad moderna se ha encargado de ocultar cualquier signo de vejez, decadencia y muerte en nuestro día a día. Vivimos bombardeados de hombres y mujeres hermosos (cualquiera que sea la definición de belleza) y nos venden productos que teóricamente nos harán lucir como ellos: felices, jóvenes y sin preocupaciones.

La verdad es que la muerte está presente en cada momento, esperando tocarnos el hombro para decirnos que ha llegado la hora. Depende de nosotros estar preparados, de haber vivido bien esas semanas, de haber aprovechado el tiempo, porque cuando la muerte da su veredicto es final y eficaz.

La gran niveladora, hasta el 2023 ni siquiera el hombre más rico del mundo puede escapar de esta realidad: el tiempo y los años. Si bien puedes desacelerar el proceso a nivel biológico haciendo las cosas que deberías hacer, como entrenar, caminar, reducir el azúcar, el alcohol, el cigarrillo y practicar medicina preventiva, no puedes evitar el paso del tiempo y los años. Esto es algo que debemos aceptar. Todo el biohacking del mundo no te salvará de la muerte, puede demorarla pero no te permitirá eludirla.

Propósito

Entender que no podemos hacer ni ser todo, aceptar nuestra finitud en el tiempo que tenemos aquí no debe deprimirnos, ni mucho menos hacernos creer que pensar en la muerte es una morbosidad. Muchas civilizaciones antiguas veían la muerte como una gran verdad y algo inevitable, un llamado a la acción, a no dejar las cosas para después, a entender que no hay nada más importante que tener un propósito. El universo, la suerte, la vida, Dios o quien quieras, te dio estas 4 mil semanas (o más, o menos…) para que puedas cumplir un propósito.

¿Para mí? Ese propósito es SER FELIZ. No en el sentido hedonista de la palabra de sexo, drogas, rock and roll y una vida carente de problemas. Es ser feliz de una manera plena: conocerte a ti mismo, tener disciplina, tomar decisiones correctas, examinar tu vida. Porque la vida no estará ausente de problemas, no estará ausente de sentimientos de duda.

Entender que la única persona con la que estás compitiendo es contigo mismo. Siempre ser mejor que ayer, entender que aunque las redes sociales te vendan una imagen de una persona, eso es el 1%, filtrado, curado y que de esa foto que viste probablemente hay 200 más que no verás. Todo es un teatro y cada uno está tratando de usar su mejor máscara.

Mortalidad

Así mismo, hay fuerzas tratando de manipularte y que uses tus 4 mil semanas a su beneficio, que las cosas que elijas no sean por ti. Recuerda como decía Epitectus: si lo que eliges es hermoso, tú también lo serás.

Medita en la muerte, pero no para tenerle miedo. De hecho, es todo lo contrario. Cuando dejas de temerle a la muerte, cuando dejas de preocuparte por lo que viene en el futuro y dejas de arrepentirte por el pasado porque ya pertenece a ella, tendrás el regalo del momento.

Y cuando tienes ese regalo, eres imparable. Dejas de gastar energía, empiezas a ser feliz, empiezas a disfrutar, aceptar y crecer. Empiezas a darte cuenta de que 4 mil semanas no es mucho y no está garantizado. Lo único que tienes es ese momento con tus seres queridos, ese rato para escribir, para leer, para lavar los trastes. Y somos afortunados porque hay personas a las cuales ya les tocó el hombro y darían lo que fuera por una hora más de oxígeno.

Memento Mori.